domingo, 14 de octubre de 2012

Entrada 4: Giovanni Sartori. Algunas reflexiones…



Escritor y profesor italiano, Giovanni Sartori es un prestigioso pensador especializado en el análisis de la política comparada. Su trabajo ha influido en el análisis de los sistemas de partidos en democracia y de la propia estructura interna de los partidos para destacar así su relevancia.
Entre otros galardones, Sartori recibió en 2005 el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, por su trabajo y elaboración de la teoría democrática
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Entre sus obras vamos a destacar dos de ellas, "La Sociedad Multiétnica. Pluralismo, Multiculturalismo y Extranjeros y "Homo Videns, La Sociedad Teledirigida".

- En este primer libro, "La Sociedad Multiétnica. Pluralismo, Multiculturalismo y Extranjeros”, podemos ver como para Giovanni Sartori, la buena sociedad es la sociedad abierta que él interpreta como una sociedad pluralista basada en la tolerancia y en el reconocimiento de la diversidad. Por eso se pregunta hasta qué punto puede esta sociedad acoger sin disolverse a enemigos culturales que la rechazan. Porque el inmigrante de cultura teocrática plantea problemas muy distintos del inmigrante que acepta la separación entre religión y política.
Como plantea Sartori, una sociedad multiétnica no tiene porqué ser una sociedad pluralista, porque tener una gran diversidad, no garantiza que todas las personas se toleren entre sí. Para Sartori, la tolerancia es un ejercicio en la reciprocidad, y aquel que se beneficia de la tolerancia está obligado, a su vez, a ser tolerante.
 Desde el punto de vista del autor, una sociedad multiétnica, que aspira a diferenciar entre ciudadanos según características étnicas, raciales, religiosas o cualquier otra que éstos no puedan controlar, va en contra de la sociedad pluralista y debe, por tanto, ser rechazada. De ahí nace la oposición que plantea, en la práctica, entre pluralismo y multiculturalismo. 
Los occidentales especialmente hemos inventado este término de multiculturalidad, donde se hace referencia a que todas las culturas podemos convivir y llevarnos bien.
Por lo que estamos ante un doble problema, pues lo  primero es que no se respeta la cultura del otro y lo segundo es que el otro no respeta la tuya. Pues nosotros establecemos unos límites y cuando éstos se sobrepasan ya no estamos respetando al otro. Pues, desde nuestra cultura europea consideramos que esto es lo bueno y esto lo malo. Y lo que es malo queda fuera de la declaración universal de los derechos humanos.
Nosotros consideramos que nuestra sociedad es mejor que las demás, ¿pero yo puedo convivir con otros cuya cultura es diferente a la mía? para que la multiculturalidad sea real tiene que ser reciproca, es decir, yo tengo que aceptar tu cultura y tú tienes que aceptar la mía (y no sucedan hechos como viajar a Arabia –saudita y tener la obligación de ponerte un velo, de adaptarse a su cultura).

De haber un reconocimiento reciproco, el país receptor reconoce los derechos del inmigrante, pero éste debe a su vez, reconocer los derechos del país de acogida a mantener su cultura, moral y costumbres. Sartori se opone rotundamente al establecimiento de una ciudadanía diferenciada dentro de una misma comunidad.
Deberíamos entonces, de acuerdo con Sartori, hablar de pluriculturalidad y no de multiculturalidad, es decir, yo te respeto pero tú también me respetas, aunque actualmente este término no prevalece, pues hoy dia estamos ante una sociedad multicultural.
Tambien decir que resulta muy fácil decir que toda cultura es igual de buena, motivo por el cual se han de respetar por igual las costumbres de los inmigrantes cualesquiera que sean sus orígenes, pero luego no resulta igual de fácil transigir con usos tales como la poligamia o la ablación del clítoris.
  
- En lo que respecta al segundo libro mencionado de Giovanni Sartori, "Homo Videns, La Sociedad Teledirigida", expone un pensamiento extremo, en el que se le atribuye un poder casi total a la televisión y al poder de la imagen. Invita a reflexionar en el mundo que se está viviendo y ayuda a darse cuenta de los eventuales peligros a que podrían llevarnos los multimedia y muy particularmente la televisión, cuando se crea como el único factor de socialización de la persona desde su niñez.

Según el autor, del “homo sapiens”, producto de la cultura escrita, se ha pasado al “homovidens”, producto de la imagen. Es más, el autor afirma que la televisión en la época actual no sería solo un instrumento, sino que es una “paideia”, un medio que genera un nuevo tipo de ser humano.
Esto es, que el hombre ha perdido la facultad de conocimiento; antes cuando el Homo Sapiens era el hombre de la cultura, del leer, era mucho más pensante e inteligente que ahora. Desde que el Homo Sapiens se transformó en homo Videns perdió su capacidad de conocimiento y saber, la televisión lo ha convertido en una persona que cada vez sabe menos de asuntos públicos, se ha convertido en un ciudadano que se deja estar.

                            
Es evidente, como dice Sartori, que el mundo en el que vivimos se caracteriza por el «vídeo-niño», el cual hace referencia a un tipo de ser humano educado en el tele-ver, es decir,  delante de un televisor incluso antes de saber leer y escribir. Esto es una realidad, ya que somos conscientes de que los niños ven la televisión durante horas y horas, antes de aprender a leer y escribir, es más nosotros mismos, desde niños lo hemos vivido.
Por encima de todo, la verdad es que la televisión es la primera escuela del niño y el niño recibe su impronta educacional, en imágenes de un mundo centrado en el hecho de ver. El problema es que el niño es una esponja que registra y absorbe sin darse cuenta todo lo que ve, aunque no sea capaz de discriminarlo.
Por el contrario, desde el otro punto de vista, el niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee, y, por tanto, la mayoría de las veces, es un ser «reblandecido por la televisión», adicto de por vida a los videojuegos.
Esto es parte, no tiene por que ser así, si es cierto que en la actualidad, cada vez son menos los niños que prefieren leer un libro a jugar a videojuegos, pero esto no significa, que el hecho de ver la television desde niños, vaya a ocasionar en un futuro que sean adictos a los videojuegos, es más incluso puede que cuando sean mayores ya no les guste ver mucho la television, aunque parezca raro.

En lo que se refiere Sartori a la existencia de un peligro en laconstrucción de la identidad”, a una falta de desarrollo de una personalidad autónoma,  la cual están en peligro porque sus padres son incapaces de decir que no, que tratan a sus niños como a iguales, debido a que los padres ya no representan una estructura de autoridad.
Considero que la construcción de la identidad del niño, sí que puede estar influida,  porque los medios de comunicación, en este caso la televisión, influye en nuestro actuar diario, es ella la que nos “sugiere” como caminar, como vestir, que decir, que opinar, ella transforma el “Yo”individual , en un “Yo” dentro de una masa homogeneizada. Además, estoy de acuerdo en que cada vez más los padres consienten todo a sus hijos, les dicen Sí a todo, a ver la tele, jugar a videojuegos, comprar cualquier cosa, etc., lo que puede conllevar a que sea niños mimados, por darles todos los caprichos.

Pero  también es verdad que la televisión, muestra al niño imágenes, experiencias y emociones... bastante superiores a las que los niños viven a su alrededor.

Por otro lado, según afirma Sartori, la televisión produce imágenes y anula los conceptos, y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender.
Por tanto, lo que nosotros vemos o percibimos concretamente no produce «ideas», pero se insiere en ideas (o conceptos) que lo encuadran y lo «significan».

El hombre como ser racional tiene la capacidad de interpretar la realidad según su propio criterio, siempre y cuando los medios se lo permitan. Es aquí donde la Televisión juega el papel fundamental, puesto que es ella la que manipula al hombre y hace que pierda su capacidad de abstracción. La televisión no nos deja pensar pues ella lo da todo mediante la imagen, la cual se considera como una verdad.

Cambiando un poco de tema, todo el mundo habrá observado que en la televisión ahora son cada vez más abundantes las noticias locales y nacionales y cada vez más escasas las noticias internacionales. Lo peor de todo es que el principio establecido de que la televisión siempre tiene que "mostrar", convierte en una obligación el hecho de tener siempre imágenes de todo lo que se habla, lo cual se traduce en una inflación de imágenes vulgares, es decir, de acontecimientos tan insignificantes como ridículamente exagerados.
Los problemas no son "visibles". Lo que podemos ver en la televisión es lo que "mueve" los sentimientos y las emociones: asesinatos, violencia. ,arrestos, protestas, lamentos; y en otro orden de cosas: terremotos, incendios, aluviones e incidentes varios.
Vemos como en las noticias de la televisión, nos informan o no, de aquello que les interesa, de noticias que puede que sean insignificantes, pero que crean audiencia por parte del espectador, y que emiten repetidamente en todos los canales, diferenciandose escasamente en las imagenes. Tambén es cierto, que cuando vemos las noticias, nos centramos tanto en las imagenes que se proyectan, que en ocasiones, prestamos poca atención al texto que se emite, dándole más importancia a lo que vemos.

Para terminar, resaltar también lo que afirma Sartori, acerca de que la imagen miente, pues aunque creemos que no puede mentir, porque la imagen es la que es y, por así decirlo, habla por sí misma.. No hay duda de que los noticiarios de la televisión ofrecen al espectador la sensación de que lo que ve es verdad, que los hechos vistos por él suceden tal y como él los ve. Y, sin embargo, no es así. La televisión puede mentir y falsear la verdad, exactamente igual que cualquier otro instrumento de comunicación.
Pues para falsear un acontecimiento narrado por medio de imágenes es suficiente con mostrar parte de la imagen, esto es lo que se quiere que el espectador vea. Además, no es absolutamente cierto que la imagen hable por sí misma. En definitiva, al perder la capacidad de abstracción perdemos también la capacidad de distinguir entre lo verdadero y lo falso, ya que nosotros nos guiamos por lo que vemos, y sacamos nuestras propias conclusiones respecto a las imagenes, que pueden no ser verdaderas, haciendonos ver y creer una verdad incierta.




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